Tiempo de descuento

 In Blog, Política

Ya han pasado las primarias del PSOE y Andalucía se ha librado de la tormenta; sin embargo, varios frentes de altas y bajas presiones (o pasiones) se dirigen a Málaga, donde las nubes del horizonte se agitan y se espesan mientras la mar aparenta calma, y no me refiero a los cuadros de la Costa del Sol, que también se calientan en estas fechas de verano naciente.

Desde mucho antes del 12M, las cafeteras de la provincia han estado echando humo para satisfacer las necesidades de quienes recababan informaciones de todo tipo en los abundantes mentideros que se habilitaban en cualquier local hostelero que diese buen servicio, incluso sin servicio, todo sea por malmeter, proponer o vetar, palabra maldita y abrazada en todos los partidos pero con la que nadie se quiere fotografiar, vamos, lo mismo que con algunos programas de televisión que todo el mundo niega ver, pero que entrados en materia, se saben hasta el nombre del gato del concursante.

También hace algunas semanas que diferentes medios malagueños vienen publicando muchos nombres con sus apellidos que, además de salpimentar las noticias, podrían inquietar a la militancia e incluso a la afición. Esto anima en las tertulias el cotilleo sano de imaginar una alineación propia, como si de la selección española de fútbol se tratase, y, de paso, nos sumamos incluso sin haberlos escuchado; o lo que es peor, después de haberlos escuchado y de haberlos visto tantas veces, en los últimos años, a la derecha o a la izquierda del padre, lo que nos acercaría a una posición quizás más preocupante ya fuera por alienada, ya por alimentada desde el aparato orgánico o neoinstitucional, es decir, continuismo, en algunos casos camuflado, en otros con pegatina en la solapa.

Entre quienes desean un inmovilismo continuista que garantice su amamantamiento vitalicio y quienes ansían un recambio que en realidad supondría ganar tiempo para así, más adelante, poder ellos ocupar espacios o adelantarse a la posibilidad de que se pierdan los propios, no hay muchas diferencias. Me atrevo a aventurar que ambos casos suponen un gran regocijo para los de Iglesias y, a medio plazo, un daño irreparable a nuestro partido.

Hace años, cuando la alternancia era cosa de dos, la opción o la tentación de ganar tiempo y esperar turno como si se tratase de comprar una lubina en el mercado, podría considerarse una estrategia… de flojos, sin duda, pero eficaz en mayor o menor grado.

Hoy, ese tipo de estrategias pasivas ya no sirven. Este nuevo tiempo exige nuevas formas, otros modos de hacer política con nuevos actores y actrices que interpreten este ilusionante periodo político a todos los niveles. No hablamos solo de nuevos rostros, sino de nuevos espíritus, de otros modos de conectar y seducir, menos sexo y más amor, que me decía un afiliado muy dado en el pasado a las tentaciones de la carne.

Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, que cantase Lorca, llega la hora de Málaga, que requerirá de compromiso y generosidad para cambiar de rumbo y, buscando el viento de popa, lanzarnos con valentía a mudarnos la piel, y sí, con mestizaje familiar del mal llamado “pedrismo” y “susanismo”, buscar o elegir, si aún no se ha mostrado, la candidata o candidato a la secretaria provincial que pueda unir al máximo de miembros de ambas “familias”, sin caer en la tentación de un matrimonio de conveniencia condenado a divorcio seguro tras la luna de miel. Merecemos un amor verdadero, puro y sabio, que cambie el partido en la provincia para mejorarla.

Todo apunta a que las candidaturas más fuertes, firmes y convencidas, saldrán del armario el día después del voto en urna de las primarias andaluzas. Lógico, querrán ir al congreso regional como secretariables y, de ese modo, provocar movimientos en el cónclave. Habrá también quienes esperen apadrinamientos de última hora, en el verano tardío de septiembre, que les echen una mano … al cuello quizás, porque considero un error pretender las bendiciones de los mayores, Susana o Pedro, que ya a esas alturas de curso andarán con lo suyo una vez pasada la selectividad y los quemazones del verano en Torremolinos o Vera.

Es muy probable que no haya urna el 16 de julio y nadie, a excepción de Susana Díaz, ponga encima de la mesa el mínimo de 4850 avales antes del 1º de julio, lo que significaría que las anunciaciones serias se adelantarían dos semanas y los hoy nasciturus den luz a nuestras esperanzas de cambio real en la provincia.

Ni el PSOE de Málaga ni la provincia, pueden permitirse la persistencia en el error, la resistencia al cambio, ni directa ni indirectamente. Debemos exigirnos a nosotros mismos, con ambición y con convicción, un cambio real, que demuestre valentía, que nos empodere ante los votantes, que consiga seducir a una sociedad moderna, que nos permita mantener las alcaldías progresistas y ampliar ese camino de cambio en las ciudades y los pueblos de nuestra provincia, y que contribuya, al mismo tiempo, a protegernos de esa tormenta amenazadora que no arrecia pero sí genera una bruma de confusión… Superemos las inclemencias de este tiempo y asaltemos el futuro para conservar el gobierno andaluz y alcanzar el de España.

Publicado en Diario Sur el 17 de junio de 2017


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